Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.  El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10:9-11

El discurso de Jesús acerca del buen pastor debe ser leído en el contexto de Juan 9:35-41, como el verso 10:21 claramente lo indica. Los fariseos no eran solamente líderes ciegos, sino también falsos pastores, descritos en los versículos 5 y 8 como extraños,  ladrones y salteadores.


Gracias a la comparación de Jesús, podemos imaginarnos uno de esos corrales comunitarios en que se juntan los rebaños de varios pastores del área bajo la vigilancia de un cuidador para pasar la noche. Al amanecer, aún antes el alba, el pastor Palestino llama a sus ovejas por nombre (es común en las tierras de Palestina poner nombre a sus animales) las ovejas oyen su voz y lo siguen y él va al frente de ellas y los dirige a pastar.

H. V. Morton viajaba cerca de Bethlehem y describió este acontecimiento una mañana. Dos pastores “habían pasado evidentemente la noche con sus rebaños en una cueva. Todas las ovejas se mezclaron juntas y llegaba el tiempo para que los pastores salieran en direcciones diferentes. Uno de los pastores se paró a cierta distancia de las ovejas y comenzó a llamarlas. Primero uno, después otro, entonces cuatro o cinco animales corrieron hacia él; etcétera hasta que él hubo contado el total de su rebaño” (En los Pasos del Amo, p.155). Jesús conoce a sus ovejas y ellas responden a Él. Jesús llama a sus ovejas por su nombre y ellas la siguen porque conocen su voz.

No obstante, hay otra imagen descriptiva de Jesús como la puerta. Cuando las ovejas estaban afuera en la colina toda la noche, se las guardaba en cuevas, apriscos o patios amurallados con piedras, zarzas y vides espinosas largas que crecían por encima, abiertos en su mayor parte al cielo, que las protegía de los ladrones y de lobos en la noche. Naturalmente, la abertu­ra a estas cuevas o patios no tenía ninguna puerta. El pastor se ponía sobre ella y literal­mente era la puerta, ya que durante la noche yacía en la abertu­ra. Las ovejas solo podían salir pasando por encima de él y los enemigos de las ovejas podían entrar solamente pasándole por encima de él.

Del mismo modo que un pastor cuida de sus ovejas, Jesús, es el Buen Pastor que cuida de su rebaño (quienes lo siguen). El profeta Ezequiel, al predecir la venida del Mesías, lo llamó pastor (Ezequiel 34:23). Jesús es la puerta de las ovejas, Él es la entrada al redil….por lo tanto, si un hombre desea entrar al redil de Cristo, este debe hacerlo por la puerta que es Cristo. Un hombre entra al redil de Dios solo a través de la puerta de Cristo, puesto que Cristo es la puerta para llegar a la presencia de Dios.

Todos los otros que sostienen ser la puerta son ladrones y salteadores. Hay algunos que sostienen ser la puerta y tener el camino hacia Dios. Sostienen conocer el camino correcto y tener las ideas más nuevas y la última verdad y conocimiento. Sostienen tener la enseñanza, la religión, las obras, la madurez, la filosofía, la psicología, las ideas y los conceptos nuevos correctos. Sostienen ser la puerta que se abre ante la presencia de Dios. Pero Jesús dice que son ladrones y salteadores. Salen a robar las ovejas, tanto su lana (posesiones) como sus vidas (lealtad). Quieren tanto la lana como sus vidas, porque si tienen ambas tienen la lealtad permanente de las ovejas.

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